Con la finalización de los trabajos de pintura exterior, el interiorismo de la cabina y el cuadro de mando, a  finales de octubre, quedó concluida la tercera y última etapa en la intervención general de restauración de la locomotora de maniobras  10112, conocida como "Memé". Los trabajos de restauración han sido realizados por Intefer, empresa adjudicataria del concurso público de restauración, especializada en trabajos de preservación del patrimonio técnico-industrial, que ha aportado toda la asistencia técnica e histórica necesaria, con apoyo permanente del área de Conservación del Museo.

Desde su llegada al Museo del Ferrocarril de Madrid, el 23 de mayo de 2015, procedente de Valladolid, la pequeña locomotora ha estado ubicada en las vías exteriores del Museo, lugar donde se han desarrollado todos los trabajos de restauración y puesta en marcha en estos últimos meses.

Diseño por votación popular

En la Jornada de Puertas Abiertas del año 2015, la locomotora “Memé” fue  protagonista de una singular iniciativa de participación del público, que eligió en votación popular la decoración exterior que luciría la locomotora una vez restaurada. El acabado elegido, por un reducido margen, fue el original de fábrica (verde oscuro, con el bastidor en rojo y diversos accesorios, como pasamanos, topes, etc.. en color negro). Los tonos de pintura originales se encontraron sobre los distintos elementos de la locomotora, y bajo innumerables capas.

Si bien la locomotora se encontraba completa en todos sus elementos principales, el deterioro que estos padecían requirió complejos trabajos para lograr que la locomotora funcionara por sus propios medios. Algunos de estos componentes no han podido ser recuperados y han debido ser reemplazados o reconstruidos artesanalmente, incluso utilizando elementos de nueva fabricación, réplica de los originales.

Maniobras

Con todo ello, su pleno funcionamiento se logró en el mes de marzo de 2016, haciéndose cargo desde entonces de la mayor parte de las maniobras y movimientos que las actividades del Museo han requerido.

Una vez logrado su funcionamiento, Intefer trabajó intensamente para alcanzar el mayor grado de fiabilidad posible, e inició los trabajos de restauración estética y de funcionalidades auxiliares, como los sistemas de alumbrado, que se encontraban totalmente inservibles. El deterioro del vehículo obligó a decapar totalmente las partes metálicas exteriores e interiores, así como reemplazar el suelo de la cabina de conducción.

En la Jornada de Puertas Abiertas del Museo, celebrada el pasado 29 de octubre, los visitantes ya pudieron contemplar la locomotora en todo su esplendor.

Incorporación motor diésel

En la década de 1950, Renfe utilizaba para la formación de trenes exclusivamente locomotoras de vapor, la mayoría con una antigüedad que superaba ampliamente los setenta años. Muchas de estas locomotoras, no eran apropiadas para este servicio, al haber sido concebidas como locomotoras de línea. Renfe decidió afrontar una importante modernización del servicio de maniobras, con la incorporación del motor diésel –tecnología puntera en la época- en las nuevas locomotoras. Junto con otros tipos de locomotoras más grandes, con apoyo tecnológico extranjero o directamente importadas, se desarrolló un tipo de locomotoras pequeñas, destinadas a movimientos de poca envergadura en talleres, con gran economía de explotación y de máxima facilidad en su conducción.

Diseño alemán

Estas locomotoras estaban inspiradas en las dos pequeñas locomotoras de maniobras de diseño alemán que la empresa constructora “La Maquinista Terrestre y Marítima” (MTM), de Barcelona, había fabricado para la antigua Compañía MZA en los años treinta, utilizando un motor nacional fabricado por la Empresa Nacional de Autocamiones , S.A (ENASA), de 130 caballos de vapor.

El primer prototipo fue recibido por Renfe en 1956 y fue sometido a diferentes pruebas, satisfaciendo ampliamente los objetivos para los que fue diseñado. El constructor bautizó con el nombre de "Memé"  al prototipo, apelativo que quedaría perpetuado durante toda la trayectoria de estas pequeñas locomotoras.

Poco después, se  realizó un pedido de 46 unidades, que se construyeron entre 1959 y 1963, conformando la serie 10100, posteriormente, 301, según nomenclatura UIC en Renfe. Su construcción corrió a cargo de La Maquinista Terrestre y Marítima, Material y Construcciones (Macosa) y Euskalduna.

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